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Heracles

Hércules (en la mitología romana) era un héroe de la mitología griega. Era hijo de Zeus y Alcmena, una reina mortal, hijo adoptivo de Anfitrión y bisnieto de Perseo Perpor la línea materna. Recibió al nacer el nombre de Alceo o Alcides, en honor a su abuelo Alceo (Ἀλκαῖος, Alkaios); si bien esta misma palabra evoca la idea de fortaleza (griego ἀλκή). Fue en su edad adulta cuando recibió el nombre con que se lo conoce, impuesto por Apolo, a través de la Pitia, para indicar su condición de servidor de la diosa Hera. ​ En Roma, así como en Europa Occidental, es más conocido como Hércules y algunos emperadores romanos ―entre ellos Cómodo y Maximiano― se identificaron con su figura.

En la mitología Griega[]

Se trata del más célebre de los héroes griegos, el paradigma de la virilidad y el adalid del orden olímpico contra los monstruos ctónicos. Su extraordinaria fuerza es el principal de sus atributos, pero también lo son el coraje, el orgullo, cierto candor y un formidable vigor sexual.​ Se le considera el ancestro de los Reyes de Esparta (de este modo estos caudillos dorios se legitimaban como aqueos​) y la influencia de esta polis en la Grecia Arcaica y Clásica fue una de las razones de la difusión de su leyenda y su culto, haciendo de Heracles el héroe dorio por excelencia.​

Abundan los relatos mitológicos sobre él, y los más famosos son los doce trabajos. Las historias de las cuales es protagonista forman un ciclo que se desarrolló constantemente durante toda la Antigüedad, motivo por el cual es difícil hacer una exposición cronológica o siquiera coherente de ellas. El historiador francés Pierre Grimal, en su Diccionario de mitología griega y romana, propone clasificarlas en tres categorías, a saber:

  1. El ciclo de los Doce Trabajos.
  2. Las hazañas independientes de los mismos.
  3. Las aventuras secundarias ocurridas durante la realización de los trabajos.

Como marco de los tres ciclos aparecen los relatos de su nacimiento y de su muerte y apoteosis, relativamente invariables en las diversas fuentes.1

Las menciones más antiguas de Heracles aparecen en las obras de Homero y Hesíodo, pero relatos más o menos completos de sus aventuras son las obras de Psino de Lindos (natural de Rodas, y, por lo demás, desconocido),​ Pisandro de Cámiros (otro poeta rodio, fl. ca. 640 a. C.) y Paniasis de Halicarnaso (siglo V a. C.), autor de una obra titulada Heraclea.​ Todas estas obras, con excepción de unas pocas citas fragmentarias, se han perdido.

Los poetas posteriores, sus comentaristas y, por último, los mitógrafos de la época helenística son, en la actualidad, las únicas fuentes escritas sobrevivientes que relatan las hazañas de Heracles. Un auxiliar importante para el estudio de las mismas es la iconografía, muy abundante, que recoge los principales episodios de las leyendas. Iconografía que se prolonga desde la época arcaica hasta la moderna. Como muestra basta señalar el friso del templo de Apolo en Delfos ​y la colección del Museo del Prado.

Nacimiento e infancia[]

Heracles niño

Zeus yació con Alcmena, hija de Electrión y nieta de Perseo, tras adoptar la apariencia del marido de esta, Anfitrión de Tebas, también un perseida, quien había dejado su hogar para ir a la guerra contra los tafios. Al regresar victorioso, Anfitrión también yació con Alcmena; por lo cual esta quedó embarazada de gemelos; el futuro Heracles por Zeus e Ificles, por su esposo.

En la noche en que estaba previsto que los gemelos nacieran, Zeus juró que el niño miembro de la casa de Perseo que naciera aquella noche se convertiría en un gran rey (otras versiones afirman que fue Hera la que convenció a su marido de que lo jurara, solo para después poder arrebatarle el derecho a la corona a su hijo).

Cuando Hera se enteró del juramento, conociendo el adulterio de Zeus y odiando al fruto de su infidelidad, quiso perjudicarlo. Corrió a la casa de Alcmena y ralentizó el parto sentándose con las piernas cruzadas y las ropas atadas con nudos. Al mismo tiempo, hizo que Euristeo, primo de los gemelos, naciese con dos meses de antelación, siendo coronado rey de Micenas. Y habría retrasado permanentemente el nacimiento si no hubiese sido engañada por Galantis, la criada, quien le dijo que ya había asistido a los niños en el parto. Hera, sin comprender nada, desató los nudos permitiendo así que Alcmena diese realmente a luz a Heracles y a Ificles, quienes nacieron en Tebas. Los antiguos griegos celebraban el nacimiento de Heracles en el cuarto día de cada mes griego.

Otra versión cuenta que Hera retrasó el parto haciendo que Ilitía se sentase en la mencionada posición, y que fue esta la engañada por Galantis. Hera transformó a la criada en comadreja y la obligó a dar a luz poniendo huevos por la boca.

Unos pocos meses después del nacimiento de Heracles, Hera envió dos serpientes a matarlo mientras dormía en su cuna. El héroe estranguló una serpiente con cada mano y fue hallado por su niñera divirtiéndose con sus cuerpos exangües como si fueran unos insignificantes juguetes.

Una versión del origen de la Vía Láctea es que Zeus engañó a Hera para que amamantase a Heracles. Al descubrir quién era, lo apartó bruscamente de su pecho, proceso en el cual despidió un chorro de leche que formó la mancha que cruza el cielo y que puede verse en él desde entonces (se cuenta una historia parecida sobre Hera y Hermes, aunque en ese caso, el truco funcionó y la diosa le tomó más cariño al nacido.

Juventud[]

Heracles creció sano y fuerte. Recibió con su hermano clases de música del maestro Lino, pero era un estudiante rebelde e indisciplinado. Lino le regañaba constantemente, y un día Heracles se enfureció de tal manera que lo golpeó con una lira, matándolo al instante. El joven Heracles debió comparecer ante un tribunal, acusado de asesinato, pero se salió del apuro citando una sentencia de Radamantis, según la cual existía el derecho de matar al adversario en caso de legítima defensa (aunque realmente Lino no había tocado a Heracles). Fue pues, absuelto. Pero Anfitrión, inquieto, y temiendo que su hijo adoptivo fuese presa de nuevos accesos de cólera se apresuró a enviarlo al campo, y lo puso al frente de sus rebaños. Allí, según una tradición, un boyero escita llamado Téutaro continuó su educación, adiestrándolo en el arte de manejar el arco.

Heracles siguió realizando proezas tales como matar al León de Citerón, que estaba acosando y cazando los rebaños locales, y se vistió con sus pieles. Cuando regresaba de su cacería se encontró con los emisarios del rey minio Ergino de Orcómeno, que había derrotado años atrás a los tebanos y les había impuesto un pesado tributo que debían pagar cada año. Heracles los atacó, les cortó la nariz y las orejas y las ató a sus cuellos, enviándolos de regreso con el mensaje de que ése era todo el tributo que iba a recibir. El rey tebano Creonte le recompensó otorgándole la mano de su hija, la princesa Megara, con la que tuvo varios hijos. Pirra, su hermana menor, se casó con Ificles, el hermano gemelo del héroe.

Los doce trabajos[]

En un ataque de locura provocado por Hera, Heracles mató a su mujer, a sus hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos (otras versiones dicen que dejó a Megara con vida, y que cuando volvió en sí, no pudo seguir viviendo con ella y se la entregó a su sobrino Yolao). Al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y avergonzado, se aisló de la sociedad yéndose a vivir a tierras salvajes. Tras una larga búsqueda, fue hallado por su hermano Ificles, que le convenció de que fuera al Oráculo de Delfos. En penitencia por esta execrable acción, la sibila délfica le dijo que tenía que llevar a cabo una serie de doce trabajos dispuesta por Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a quien más odiaba. Heracles realizó los diez trabajos con éxito, pero Hera, malmetiendo contra éste, convenció a Euristeo de que tachara de inválidos el segundo, en el que fue ayudado por su sobrino Yolao, y el quinto, ya que bien pensado, lo realizó para Augías (según algunas versiones se escudaba en que el trabajo lo habían realizado los ríos, igual que Augías para no pagar a Heracles lo acordado en la apuesta personal que hicieran). Debido a esto, Heracles tuvo que realizar dos trabajos más, sumando en total los doce (en realidad este elemento mítico no formaba parte de la leyenda en un principio: se añadió en un intento de explicar por qué el número de trabajos varía de diez a doce según las distintas versiones).

El orden tradicional de los trabajos es:

  1. Matar al León de Nemea y despojarlo de su piel.
  2. Matar a la Hidra de Lerna.
  3. Capturar a la Cierva de Cerinea.
  4. Capturar al Jabalí de Erimanto.
  5. Limpiar los establos de Augías en un sólo día.
  6. Matar a los Pájaros del Estínfalo.
  7. Capturar al Toro de Creta.
  8. Robar las Yeguas de Diomedes.
  9. Robar el cinturón de Hipólita.
  10. Robar el ganado de Gerión.
  11. Robar las manzanas del jardín de las Hespérides
  12. Capturar a Cerbero y sacarlo de los infiernos.

Matar al León de Nemea y despojarlo de su piel[]

Según una versión del mito, el león de Nemea secuestraba a mujeres en su madriguera, en una cueva cerca de Nemea, atrayendo a guerreros de ciudades cercanas que buscaban salvar a la mujer que simulando heridas, y correría a su lado. Una vez que estaba cerca, la mujer se transformaba en un león y mataba al guerrero, devorando sus restos y entregando los huesos a Hades.

Heracles vagó por la zona hasta que llegó a la ciudad de Cleonas. Allí conoció a un chico que le dijo que si Heracles mataba al león de Nemea y volvía vivo en 30 días o él mismo se sacrificaría a Zeus. Otra versión afirma que conoció a Molorco, un pastor a quien el león le mató un hijo, diciendo que si volvía en 30 días, sacrificaría un cordero a Zeus. Si no volvía en 30 días, lo sacrificaría al fallecido Heracles como ofrenda de luto.

Mientras buscaba al león, Heracles hizo unas flechas para usarlas contra él, sin saber que el pelaje dorado era impenetrable; cuando descubrió al león, le disparó con el arco y descubrió las propiedades protectoras del pelaje cuando la flecha rebotó en el muslo de la bestia. Tras cierto tiempo, Heracles hizo que el león volviera a su cueva. La cueva tenía dos entradas, una que Heracles bloqueó; él entró por la otra. En la oscuridad, aturdió a la criatura con su garrote y, usando su inmersa fuerza, lo estranguló hasta matarlo. Durante la lucha, el león le mordió uno de sus dedos. Otros dicen que le disparó flechas hasta que le dio en la boca, que no tenía protegida.

Tras matar al león, intentó despellejarlo con una cuchillo de su cinturón, pero falló. Entonces intentó afilar el cuchillo con una piedra e incluso intentó usar la propia piedra. Finalmente, Atenea, percatándose de la situación del héroe, le dijo a Heracles que usara las propias garras del león para cortar la piel.

Cuando volvió el 30º día llevando la piel del león en sus hombros, el rey Euristeo estaba sorprendido y aterrado. Euristeo le prohibió volver a la ciudad; en el futuro tendría que mostrar los resultados de sus labores fuera de las puertas de la ciudad. Euristeo le advirtió que las tareas que le había encargado serían cada vez más difíciles.

Matar a la Hidra de Lerna[]

Euristeo mandó a Heracles a matar a la hidra, a quien Hera crió para matar a Heracles. Al llegar al pantano del lago Lerna, donde habitaba la hidra, Heracles se cubrió su boca y nariz con una tela para protegerse de los vapores tóxicos. Disparó flechas ardiente a la guarida de la hidra, el manantial de Amimone, una profunda cueva de donde solo salía para aterrorizar los pueblos cercanos. Entonces se enfrentó a la hidra portando solo una hoz (según algunas pinturas antiguas en vasos), una espada, o su famoso garrote. La reacción de la criatura tónica a esta decapitación era botánica: dos crecían de nuevo, una expresión de desesperación menos para el héroe. La debilidad de la hidra es que era invulnerable solo si mantenía una sola cabeza.

Los detalles de la lucha son explícitos en Biblioteca: dándose cuenta de que no podía derrotar a la hidra de esa manera, Heracles pidió ayuda a su sobrino Yolao. Su sobrino tuvo la idea (posiblemente inspirado por Atenea) de usar una tela para cauterizar los cuellos tras cada decapitación. Heracles cortaba cada cabeza y Yolao cauterizaba los cuellos. Viendo que Heracles estaba ganando la batalla, Hera mandó un gran cangrejo para distraerlo. Lo aplastó con su poderoso pie. La cabeza inmortal de la hidra fue cortada con una espada dorada que Atenea dio a Heracles. Heracles colocó la cabeza, aún viva y coleando, bajo una gran roca en el camino sagrado entre Lerna y Elayo, mojando sus flechas en su sangre venenosa. Así completó su segunda tarea.

La versión alternativa de este mito es que, tras cortar una cabeza, entonces mojaba su espada en el cuello y usaba su propio veneno para cauterizar cada cabeza para evitar que crecieran. Hera, molesta porque Heracles hubiera podido matar a la bestia que crió para matarlo, la situó en la bóveda celeste del cielo como la constelación de la Hidra. Entonces convirtió al cangrejo en la constelación de Cáncer.

Heracles usaría luego las flechas mojadas en la sangre de la hidra para matar a otros enemigos durante las labores restantes, como las aves de Estínfalo o el gigante Gerión. Luego usó una para matar al centauro Neso: la sangre contaminada de Neso fue aplicada a la túnica de Neso, por lo que el centauro tuvo su venganza póstuma. Tanto Estrabón como Pausanías informan que el hedor del río Anigrus en Elis, que hacía que los peces no fueran comestibles, se creía causado por el veneno de la hidra, arrastrado por las flechas que Heracles usó en el centauro.

Capturar a la Cierva de Cerinea[]

Euristeo y Hera estaban furiosos al saber que Heracles había logrado escapar de las garras del León de Nemea y de la hidra de Lerna, por lo que decidieron pensar en una tarea fatídica para el héroe. La tercera tarea no implicaba matar a una bestia, ya que quedaba claro que Heracles podía superar a los oponentes más fieros, por lo que Euristeo le hizo capturar a la hembra del ciervo de Cerinea, ya que era más rápida que una flecha.

Al inicio de su búsqueda, Heracles se despertó y pudo ver el destello de las astas de la cierva. Heracles la persiguió durante un año por Grecia, Tracia, Istria y la tierra Hiperbórea. En algunas versiones, la capturó mientras dormía lisiándola con una red. En otras, se encontró con Artemisa en su templo y ella le dijo que dejara la cierva y le contara a Euristeo que la tercera tarea estaba completa. Aunque en otra versión, Heracles atrapó la cierva con una flecha entre las patas delanteras.

Euristeo había dado la tarea de incitar la ira de Artemisa por la profanación de tan sagrado animal. Cuando volvía con el animal, Heracles se encontró a Artemisa con su hermano Apolo. Le rogó perdón, explicando que tuvo que capturarla como parte de su condena, pero que prometía devolverla. Artemisa le perdonó, evitando el plan de Euristeo para que le castigara.

Cuando le trajo la cierva a Euristeo, le dijo que se convertiría en parte de la casa de fieras del rey. Heracles sabía que tenía que devolverla como prometió, por lo que acordó entregarla con la condición de que el propio Euristeo saliera y la tomara. El rey salió, pero en el momento en el que Heracles dejó ir a la cierva, corrió a su señora, dejando a Heracles diciendo que Euristeo no había sido lo suficientemente rápido.

Capturar al Jabalí de Erimanto[]

Euristeo estaba decepcionado con la idea de que Hércules superara a otra criatura más, siendo además humillado por la huida de la cierva, por lo que asignó a Hércules otra peligrosa tarea. Según algunos relatos, la cuarta tarea era traerle vivo a Euristeo el temible jabalí de Erimanto (no hay una sola historia definida de las labores). De camino, Heracles visitó a Folo ("cavernícola"), un tipo de centauro hospitalario y viejo amigo. Hércules comió con él en su cueva - aunque el centauro devoró su carne cruda - y pidió vino. Folo solo tenía una jarra de vino, un regalo de Dioniso a todos los centauros del monte Erimanto. Heracles le convenció para que la abriera, y el olor atrajo a otros centauros. No entendió que el vino necesitaba aguarse, se emborrachó y atacó. Heracles disparó una de sus flechas venenosas y los centauros se retiraron a la cueva de Quirón.

Folo sentía curiosidad por la mortalidad de las flechas, cogiendo una y soltándola, clavándose en sus cascos y envenenándole. Una versión afirma que una flecha perdida golpeó también a Quirón, pero al ser inmortal, solo podía sentir dolor. Su dolor era tan grande que cedió su inmortalidad y tomó el lugar de Prometeo. quien había sido encadenado en la cumbre de la montaña para que un águila devorara diariamente su hígado, aunque era un titán inmortal. El torturador de Prometeo, el águila, siguió torturando a Quirón, y Heracles lo mató con una flecha. Se acepta generalmente que la historia pretendía mostrar a Heracles como el recipiente de la inmortalidad cedida por Quirón. Sin embargo, esta historia contradice que Quirón enseñó a Aquiles. La historia de los centauros a veces aparece en otras partes de las doce labores, como la liberación de Prometeo.

Heracles visitó Quirón para recibir consejo sobre como capturar al jabalí, y Quirón le dijo que lo llevara a la nieve gruesa, lo que sitúa este trabajo en mediados de invierno. Capturando exitosamente al jabalí, Heracles lo ató y se lo llevó a Euristeo, quien se asustó y se escondió en un depósito semienterrado de pithos, rogándole a Heracles que se librara de la bestia, siendo un tema predilecto de los pintores de vasos.

Limpiar los Establos de Augías en un día.[]

La quinta labor era limpiar los establos del rey Augías. Se suponía que la tarea debía ser tanto humillante (en vez de impresionante, como las anteriores) e imposible, dado que el ganado tenía una salud divina (y eran inmortales), por lo que producían una cantidad enorme de estiércol. Los establos Áugeos no se habían limpiado en 30 años y allí vivían 1000 vacas. Sin embargo, Hércules triunfó redirigiendo los ríos Alfeo y Peneo para limpiar la inmundicia.

Antes de comenzar la tarea, Hércules le pidió a Augías una décima parte del ganado si terminaba la tarea en un día, a lo que Augías accedió. Pero luego, Augías se negó a honrar el acuerdo en base de que Euristeo ya le había asignado la tarea. Hércules reclamó en la corte su recompensa, siendo apoyado por el hijo de Augías, Fileo. Augías los expulsó antes de que la corte dictaminara. Hércules volvió, mató a Augías y le dio su reino a Fileo. Según las Odas del poeta Píndaro, entonces Hércules fundó los Juegos Olímpicos:

Cita iniciolos juegos que por la antigua tumba de Pélope el poderoso Hércules fundó, tras matar a Kleatos, hijo divino de Poseidón, y matar también a Éurito, que podía arrebatarle del tirano Augías contra su voluntad recompensa por el servicio prestado.Cita final ~ '

El éxito de esta labor fue finalmente descartado porque las aguas hicieron todo el trabajo y porque Hércules recibió un pago. Euristeo dijo que Hércules aún tenía siete labores que cumplir.

Matar a las Aves de Estínfalo[]

La sexta labor era derrotar a las aves de Estínfalo, aves antropófagas con picos de bronce y afiladas plumas metálicas que podían lanzar a sus víctimas. Eran sagradas para Ares, el dios de la guerra. Además, sus heces eran muy tóxicas. Habían migrado al lago Estínfalo en Arcadia, donde criaron rápidamente y tomaron toda la campiña, destruyendo los cultivos locales, árboles frutales y aldeanos. Hércules no podía adentrarse mucho en el pantano, ya que no soportaría su peso. Atenea, percibiendo la situación, dio a Hércules un crótalo que Hefesto había hecho especialmente para la ocasión. Hércules lo agitó y asustó a las aves. Hércules disparó a muchas de ellas con sus flechas. El resto huyó sin volver jamás. Los Argonautas se las encontraron más tarde.

Capturar el Toro de Creta[]

La séptima labor era capturar al toro cretense. Hércules navegó a Creta, donde el rey Minos dio permiso a Hércules para llevarse al toro e incluso le ofreció ayuda (que Hércules declinó, posiblemente porque no quería que descartaran su labor como antes). El toro había estado causando estragos en Creta arrancando cultivos y arrasando con los muros de las huertas. Hércules se escabuyó tras el toro, usando entonces sus manos para estrangularlo (parando antes de matarlo), mandándolo en barco a Tirinto. Euristeo, que se ocultó en su pithos al primer vistazo de la criatura, quería sacrificar el toro para Hera, que odiaba a Hércules Ella se negó porque reflejaba la gloria de Hércules. El toro fue liberado y vagó en Maratón, siendo conocido como el toro maratoniano. Teseo sacrificaría el toro a Atenea y/o Apolo.

Robar las Yeguas de Diomedes[]

La octava labor era devolver las yeguas de Diomedes, que habían sido entrenadas por su dueño para comer carne humana, al rey Diomedes de Tracia. Hércules no se percató que los caballos, llamados Podargos (el veloz), Lampon (el brillante), Xanthos (el amarillo) y Deinos (el terrible), estaban atados a un pesebre de bronce porque eran salvajes; su locura se atribuía a su dieta antinatural de carne humana. Algunas versiones dicen que expelían fuego cuando respiraban. Eran antropófagas e incontrolables, y Hércules dejó a su compañero favorito, Abdero, a su cargo mientras luchaba con Diomedes, descubriendo que el chico había sido devorado. En venganza, Hércules alimentó a Diomedes con sus propios caballos, fundando luego Abdera junto a la tumba del chico.

En otra versión, Hércules permaneció despierto para que Diomedes no le cortara la garganta por la noche, y cortó las cadenas que ataban a los caballos. Asustando a los caballos hacia los terrenos elevados de la península, Hércules cavó rápidamente una zanja a través de la península, llenándola de agua y convirtiéndola en una isla. Cuando Diomedes llegó, Hércules lo mató con un hacha (que había usado para cavar la zanja), y alimentó a los caballos con su cuerpo para calmarlos.

En ambas versiones, el comer calma a los caballos, aprovechando Hércules para cerrarles las bocas y llevárselas al rey Euristeo, quien dedicó los caballos a Hera. En algunas versiones, se les permitió recorrer libremente Argos, manteniéndose calmadas de forma permanente, mientras en otras, Euristeo ordena que lleven a los caballos al Olimpo para ser sacrificados a Zeus, pero Zeus las rechaza y manda lobos, leones y osos para matarlas. Roger Lancelyn Green afirma en sus Tales of the Greek Heroes que sus descendientes fueron usados en la guerra de Troya.

Robar la Faja de Hipólita[]

La hija de Euristeo, Admete, quería la faja de Hipólita, reina de las Amazonas, un regalo de su padre Ares. Para satisfacer a su hija, Euristeo ordenó a Hércules recuperar la faja como su novena labor.

Tomando una banda de amigos con él, Hércules zarpó, deteniéndose en la isla de Paros, habitada por algunos hijos de Minos. Los hijos mataron a dos de los compañeros de Hércules, un acto que le alborotó. Mató a dos de los hijos de Minos y amenazó a los habitantes hasta que ofrecieran a dos hombres para reemplazar a sus compañeros caídos. Hércules aceptó tomar dos de los nietos de Minos, Alceo y Esténelo. Continuaron su viaje y desembarcaron en la corte de Lico, a quien defendió en batalla ante el rey Migdón de los bebricios. Tras matar al rey Migdón, Hércules entregó parte de la tierra a su amigo Lico. Lico llamó a la tierra Heraclea. La tripulación zarpó a Temiscira, donde vivía Hipólita.

Todo habría ido bien para Hércules si no hubiera sido por Hera. Hipólita, impresionada por Hércules y sus hazañas, accedió a entregarlo su faja, habiéndolo hecho si Hera no se hubiera disfrazado y caminado entre las amazonas plantando la semilla de la sospecha. Afirmó que los extranjeros planeaban llevarse a la reina de las amazonas. Alarmadas, las mujeres salieron en caballo a enfrentarse a Hércules. Cuando Hércules las vió, pensó que Hipólita había estado pensando traicionarle, nunca queriendo dejarle la faja, por lo que la mató, tomó la faja y volvió con Euristeo.

Robar el Ganado de Gerión[]

La décima labor era obtener el ganado de Gerión. En el relato más completo en la Biblioteca de Pseudo-Apolodoro, Hércules tiene que partir a la isla de Erytheia en el extremo occidente (a veces identificado con las Hespérides o con la isla que forma la ciudad de Cádiz) para obtener el ganado. En su camino, cruzó el desierto libio y se frustró tanto con el calor, que disparó una flecha al Sol. El dios solar Helios, "en admiración por su coraje", dio a Hércules el carro dorado que Helios usaba para cruzar el mar de oeste a este cada noche. Hércules montó el carro hasta Erytheia; Hércules en el carro era el motivo favorito en la alfarería de figuras negras. Tal mágico transporte socaba cualquier geografía literal para Erytheia, la "isla roja" de la puesta de Sol.

Antes de llegar a Erytheia, se encontró con el perro bicéfalo Ortro. Con un enorme golpe de su garrote de olivo, Hércules mató al perro guardián. Euritión fue a ayudar a Ortro, pero Hércules lo trató de igual forma.

Al escuchar el escándalo, apareció Gerión con tres escudos, tres lanzas y tres cascos. Persiguió a Hércules al río Antemo pero cayó víctima de una flecha bañada en la sangre venenosa de la hidra de Lerna que le atravesó la frente, "y Gerión dobló su cuello a un lado, como una amapola que arruina sus delicadas formas, perdiendo todos sus pétalos a la vez".

Entonces Hércules tuvo que guiar el ganado hacia Euristeo. En las versiones romanas, en la colina Aventina en Italia, Caco robó parte del ganado mientras Hércules dormía, haciendo que anduvieran hacia atrás para no dejar rastro, una repetición del truco del joven Hermes. Según otras versiones, Hércules llevó el resto del ganado a una cueva, donde Caco había escondido los animales robados y se empezaron a llamar entre sí. En otras, Caca, la hermana de Caco, le dijo a Hércules donde estaban. Entonces Hércules mató a Caco, y según los romanos, fundó el altar donde está en el futuro se encontraría el Foro Boario, el mercado de ganado.

Para molestar a Hércules, Hera mandó tábanos para picar al ganado, irritarlos y dispersarlos. El héroe fue capaz de recuperarlos en un año. Entonces Hera mandó una inundación que aumentó el nivel de un río tanto que Hércules no pudo cruzarlo con el ganado. Amontonó rocas en el río para disminuir su profundidad. Cuando llegó finalmente a la corte de Euristeo, el ganado se sacrificó a Hera.

Robar las Manzanas doradas de las Hespérides[]

Tras completar sus primeras diez labores, Euristeo les dio dos más afirmando que ni la hidra contaba (Ya que Yolao le había ayudado) ni los establos de Augías (ya sea porque había recibido pago por el trabajo o porque los ríos hicieron el trabajo). La primera de estas dos labores adicionales fue robar las manzanas del jardín de las Hespérides. Hércules capturó primero al Anciano del mar, un dios marino cambia-formas, para aprender donde se encontraba el jardín de las Hespérides.

En algunas variantes, Hércules, ya sea al comienzo o al final de la tarea, conoce a Anteo, quien era inmortal siempre que tocara a su madre, Gea, la tierra. Hércules mató a Anteo levantándolo y aplastándolo de un abrazo.

Herodoto afirma que Hércules paró en Egipto, donde el rey Busiris decidió convertirlo en su sacrificio anual, pero Hércules se liberó de sus cadenas.

Llegando finalmente al jardín de las Hespérides, Hércules engañó a Atlas para que recuperara algunas de las manzanas para él ofreciéndole sostener los cielos durante un tiempo (Atlas fue capaz de tomarlas ya que, en esta versión, era el padre o familiar de las Hespérides). Esto habría hecho la tarea, como la hidra o los establos de Augías, nula porque habría recibido ayuda. A su vuelta, Atlas decidió que no quería tomar los cielos de nuevo, y ofreció a cambio entregar él mismo las manzanas, pero Hércules le engañó a condición de que Atlas tomara temporalmente su lugar a cambio de que le dejara acomodarse la capa. Atlas aceptó, pero Hércules faltó a su palabra y se fue, llevándose las manzanas. Según la versión alternativa, Hércules mató a Ladón, el guardián draconiano de las manzanas. Euristeo estaba furioso porque Hércules cumplió algo que él pensaba que era imposible.

Capturar al Cerbero y sacarlo del inframundo[]

La duodécima y última labor era la captura de Cerbero, el perro guardián tricéfalo de las puertas del inframundo. Para prepar su descenso, Hércules fue a Eleusis (o Atenas) para iniciarse en los misterios eleusinos. Entró en el inframundo con Hermes y Atenea como sus guías.

Allí, Hércules se encontró con Teseo y Pirítoo. Los dos compañeros habían sido encerrados por Hades por haber intentado obtener a Perséfone. Una tradición habla de las serpientes enroscándose en sus pies y convirtiéndose en piedra; otra que Hades fingió hostilidad y les preparó un banquete para invitarles. Se sentaron sin saberlo en las sillas del olvido, siendo atrapados eternamente. Cuando Hércules tiró de Teseo de su silla, parte de su muslo se quedó pegado (esto explica los supuestos muslos magros de los atenienses), pero la tierra tembló en el intento de liberar a Pirítoo, cuyo deseo de tener la diosa para sí mismo era tan insultante que estaba condenado a quedarse atrás.

Hércules encontró a Hades y le pidió permiso para llevarse a Cerbero a la superficie, a lo que Hades accedió si podía someter a la bestia sin usar armas. Hércules lo dominó con sus manos y se colgó a la bestia en su espalda. Sacó a Cerbero del inframundo tras una entrada de una caverna en el Peloponeso, y se lo llevó a Euristeo, quien huyó de nuevo en su pithos. Euristeo rogó a Hércules que devolviera a Cerbero al inframundo, ofreciéndole a cambio liberarle de más labores.ce labores

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--Sara 18:49 5 oct 2018 (UTC)

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